domingo, 25 de septiembre de 2016

MIS VACACIONES EN CHINA: SHANGHAI


Me cuesta creer que únicamente en tres posts os he podido resumir mis vacaciones en China. Fueron tantos sitios visitados que no os podéis hacer una idea de lo difícil que ha sido sintetizarlo todo y, más aún, seleccionar sólo alguna de las miles de fotografías que hicimos durante nuestra estancia allí. Pero esta sección de “Mis vacaciones en China” llega hoy a su fin con nuestro último destino: Shanghai.

Para llegar desde Xian tuvimos que coger un nuevo vuelo y, como siempre, a nuestra llegada teníamos un guía local esperándonos. Simplemente viendo cómo era ya te das cuenta de la diferencia de status entre unas ciudades y otras. Sólo nos hablaba de dinero, de ir de “shopping”, de los 4.000 rascacielos que tiene la ciudad… Frente a la humildad que demostraron en Beijing y Xian, aquí nos encontramos con la poderosa Shanghai, que cuenta ya con 25 millones de habitantes.

Nuestro hotelazo nos abrió la puerta hacia el mundo occidental. Por fin teníamos acceso completo a Internet, ya que en los otros destinos existe un “muro occidental” donde no se permite navegar por ciertas páginas. Estuve desconectada hasta el momento de las redes sociales, youtube, google… Pero Shanghai es diferente. Una ciudad mucho más occidentalizada donde no existen estas restricciones hacia otras partes del mundo.



En Shanghai me enamoré del Templo de Buda de Jade. Me pareció tan espectacular, tan bonito, tan real… Se construyó en 1882 para albergar dos esculturas de jade de Buda llegadas desde Birmania, pero a día de hoy podéis encontrar infinidad de esculturas más. Todas ellas hermosas y muy bien conservadas, gracias a las ayudas de las familias budistas y sus ofrendas.  

Además, me encantó poder ver de verdad a monjes, ya que acoge a una orden de monjes con ideología Zen. No es un sitio turístico como tal, es un verdadero templo donde ir a orar.


Después de esta visita, nuestro guía nos llevó a un taller de seda, donde pudimos ver cómo elaboraban los tejidos de seda a raíz de los gusanos. Un proceso muy detallado que, como en todos los talleres a los que nos llevaban, terminaba en una tienda donde poder comprar. Yo pequé con un bolso negro preciosísimo que espero que podáis ver en algún outfit que publique en el blog.


Ya era la hora de comer, así que fuimos a un restaurante donde te cocinaban en directo frente a tu mesa. Al entrar vi que servían serpiente, así que ya temblé por lo que mi estómago pudiera sufrir nuevamente con la comida de China, pero no, ¡al fin me sirvieron pescado! También probamos sopa miso, arroz y verduras para no variar y, sorprendentemente, nos dieron helado, una novedad que me sorprendió teniendo en cuenta que es un país donde no existe el postre (a excepción del melón o la sandía).


El Jardín y Bazar de YuYuan también formaba parte del planning del día y, nuevamente, un lugar muy especial que nos hacía enamorarnos más y más de esta ciudad. Se trata de un jardín que encargó construir un funcionario en el año 1559 al estilo de los jardines imperiales con el objetivo de crear un espacio de tranquilidad para sus padres, los cuales ya eran muy mayores para moverse a la capital y poder ver un jardín así (Yu significa tranquilidad y salud).


Posteriormente, en el siglo XX parte de ese jardín se transformó en bazar, por lo que podemos disfrutar en un mismo espacio de una increíble vegetación, con estanques y pabellones tradicionales, y un mercado donde poder comprar (nosotros adquirimos una figura de un buda feliz).


Después nos llevaron a la calle Nanjing, calle muy transitada por la gran cantidad de comercios que hay (aquí encontré Etude House pero me fui imposible comprar nada porque estaba llenísimo de gente y todo en chino y no era capaz de hacerme entender ni en inglés) y nosotros decidimos seguir ya nuestra propia ruta. El guía nos quería ofrecer un crucero que nos trasladara a la zona de los rascacielos, pero nosotros declinamos la invitación porque teníamos claro que queríamos verlo de noche. Y, aunque intentó disuadirnos diciendo que no íbamos a ver nada (él se llevaría comisión si cogíamos el crucero…), fue la mejor decisión que tomamos porque las imágenes hablan por sí solas.

Primeramente tienes que acercarte a Bund (El Malecón), en una orilla del río Huangpu. Es uno de los mayores centros financieros de Asia (se llegó a conocer como el "Wall Street de Oriente" por la gran cantidad de bancos de diferentes países que albergaba), pero realmente lo que destaca son las vistas que se tienen de los rascacielos del barrio de Pudong.


Nuestra intención era subir a las 18:45 – 19 horas a uno de los rascacielos porque era cuando anochecía en Shanghai. En concreto, y por recomendación de mi amiga Rebeca que estuvo de viaje de novios allí, queríamos poder disfrutar de las vistas desde el Shanghai World Financial Center, con 492 metros. La torre más alta “operativa”, ya que vimos que había otra incluso más alta pero nos dijeron que aún estaba en construcción por dentro.

Para cruzar de un lado al otro del río nos animamos con el Túnel Mirador, una frikada de chinos que te llevaba a través de un túnel bajo el río con luces, rayos láser y sonidos extraños. Fueron los dos minutos más surrealistas que he podido vivir allí… Llegamos al otro lado sin palabras, os lo juro. Y, sin embargo, los chinos alucinan con esta especie de atracción de circo. Por suerte, la vuelta pensábamos hacerla en barco y no compramos el billete de idea y vuelta.


Una vez en Pudong os podéis imaginar la de fotos que hicimos a todos los rascacielos, en especial me encantó la Torre de la Televisión, la famosa Perla de Oriente. Pero como os digo, optamos por subir al más conocido como “abrebotellas”, por ser uno de los más grandes del mundo. Aunque actualmente hay otros rascacielos más altos en el mundo, su mirador sí sigue siendo el más alto. Pero nosotros sólo pudimos subir a la planta 94, situada a 423 metros de altura, porque la superior tiene el suelo de cristal y uno de mis acompañantes sufre de vértigo. No obstante, mirad qué vistas pudimos disfrutar tan espectaculares.

Conseguimos un hueco privilegiado en una de las pocas ventanas que hay en esta planta para poder vivir la transformación de Shanghai del día a la noche. A las 19 horas se empezaron a iluminar los edificios y nosotros a disparar nuestra cámara para no perdernos este espectáculo.


El cruce al otro lado del río lo hicimos esta vez en el transbordador. Todos apelotonados esperando la llegada del barco y salir corriendo en masa fue algo que no tuvo precio. Muy de película. Ya acababa nuestro día, teníamos que regresar al hotel a descansar para poder afrontar un día entero en Shanghai y todo un largo viaje por delante, pero no podíamos irnos de allí sin esta imagen de los rascacielos de noche, una imagen que, de hecho, hemos ampliado al máximo y ahora mismo se encuentra presidiendo nuestra habitación.

Sin duda éste ha sido un increíble viaje por un mundo completamente diferente, del que me llevo mil imágenes y sensaciones grabadas en mi memoria. Un viaje difícil de superar y con el que lleno un poquito más mi vida. Porque sí, creo que viajar te completa. Te hace comprender que hay vida más allá de la tuya, te pone a prueba en ocasiones, te emociona, te hace sentir inquietud por cosas nuevas, te inspira, te da momentos únicos e irrepetibles. Así que sí, lo reconozco, viajar es mi mayor vicio.


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18 comentarios:

  1. Tengo muchas ganas de ver ese bolso, me ha encantado la parte de la visita al taller de seda y, por supuesto, las fotos de noche (alguna la vi en IG y ya aluciné). Y sí, sí que tienes capacidad de resumir para contarnos lo más importante en tres post...seguro que fue un viaje lleno de momentos increíbles.
    BESOS!

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    1. jejeje, pues imaginate 10 días aquí resumiditos. Tengo mil anécdotas porque todo nos llamaba la atención, pero bueno, no es cuestión de alargarme más, jeje. Así al menos habéis podido ver algo :)

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  2. me encantan las fotos!! quiero ir!! Shangai es una de esas ciudades que me parecen preciosas

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    1. de las tres que visité es la que más me ha gustado :)

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  3. Ha sido un viaje precioso. Gracias por compartirlo con nosotras, guapa!
    Besos!

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    1. Veo las imágenes y aún no me creo que haya podido ir jeje. Y yo encantada de haber compartido una parte con vosotras :)

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  4. Que pasada de viaje! Me alegro de que disfrutaras ;)

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  5. ¡Madre mía que ciudad tan bonita! Me han encantado las imágenes del Jardín y Bazar de YuYuan, parece mentira que se encuentren ese tipo de lugares en una de las zonas más industrializadas.
    Ya quisieran aquí conservar así de bonitos muchos lugares, con todos los cafres que se encargan de cargarse el patrimonio...

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    1. de hecho en una de las imágenes puedes ver como de fondo están los rascacielos en contraste con los pabellones tradicionales. es alucinante!

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  6. Tiene que ser una gozada poder ver todo esto, me encantaría ir algún día.
    Un beso.

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  7. Me ha encantado leerte, me quedo con un último párrafo porque es cierto que cada gar en el mundo nos marca de una forma u otra. Es enrriquecedor conocer y aprender de las culturas, gente, ciudades. Me encantaria ver budas alguna vez :) y me costaría volver.

    Un beso

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    1. incluso de destinos que no me han gustado del todo, se saca la parte positiva para la vida. Viajar es lo mejorcito que hay!

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  8. Es muy difícil concentrar un viaje de este tipo en pocos post, pero agradezco que compartras sus vivencias en China con nosotras. ¡Las foto geniales! ¡Habrá que ir a China!

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  9. Otra fan de los viajes aunque nunca he hecho uno tan lejano ni a una cultura tan diferente. Me han encantado las fotos nocturnas de los rascacielos: son preciosas.
    ¡Gracias por acercarnos con tu visión al país!!!

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    1. pues si alguna vez puedes te animo a ir, no te defraudara!

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