En el cuarto paso de la Guía
Básica de Maquillaje vamos a hablar de los polvos para el rostro. Para qué
sirven, qué formatos podemos encontrar en el mercado y cuál es la función de
cada uno de ellos, qué herramientas os aconsejo que utilicéis a la hora de
aplicarlos… Así que si te interesa este tema te invito a que leas este post!
Los polvos nos sirven para sellar
la base de maquillaje o el corrector que nos hemos aplicado anteriormente. Con
ello podemos conseguir diferentes efectos, como por ejemplo aumentar la
duración del maquillaje, eliminar los brillos ya que absorben la grasa, dar
luminosidad si son específicos para ello… Es decir, suelen perfeccionar el
acabado de la base en función de lo que busques en tu piel.
Por regla general suelen ser
traslúcidos, es decir, no nos aportan color, sólo sellan y fijan el maquillaje.
Pero hoy en día si podemos encontrarnos también en el mercado con polvos para
el rostro con ligeras tonalidades que nos dan un extra en la piel. De esta
manera podemos encontrar polvos con color “piel”, que alteran un poco el tono y
pueden o no dar algo de cobertura.
Pero, al igual que vimos con los
correctores, también existen polvos para el rostro con tonalidades que corrigen
ciertas imperfecciones de nuestro rostro. Así nos encontramos con polvos
amarillos que suelen contrarrestar nuestras rojeces y no dejan un aspecto blanquecino
que algunos sí aportan. También hay lilas, verdes… Pero no os preocupéis que
bien difuminados no aportan nada de color en el rostro.
En cuanto a formatos existen los
polvos sueltos y los polvos compactos. Con los polvos sueltos conseguimos que
se difumine mejor el producto en la piel y deje un aspecto más natural,
mientras que con los compactos logramos que queden más adheridos a la piel y
dan un efecto más acartonado. Quizás sean más cómodos de utilizar los polvos
compactos a simple vista porque cogemos producto directamente del godet, pero
con los polvos sueltos no tendríamos que tener ninguna dificultad. Basta con
depositar parte del producto que sale de los agujeritos que suele tener el
envase en la tapa e ir cogiendo de ahí con cuidado de que no se “vuelen”.
¿Dónde aplicamos los polvos para
el rostro? Los polvos podéis depositarlos donde lo necesitéis. Si tenéis un
rostro completamente graso y queréis matificarlo y eliminar cualquier tipo de
brillo podéis aplicarlo por toda la cara; si sólo os preocupan los brillos de
la zona T (la zona central del rostro que abarca frente, nariz y barbilla) los
aplicaremos sólo ahí. Si únicamente queréis fijar el corrector sólo deberéis
poner producto en la zona de la ojera. Y podéis hacerlo o bien a toques para
que el producto penetre bien en la piel y no arrastre la base o bien con “ligeros
brochazos” para que quede algo más difuminado el polvo.
Y finalizamos hablando de las
herramientas con las que aplicarlos. Si lo que queremos es sellar y fijar todo
el rostro os recomendaría utilizar una brocha bastante grande y, dependiendo si
queréis un acabado más natural o menos, podéis optar por brochas con pelos más
sueltos o más tupidos. Por el contrario,
si lo único que vais a sellar es el corrector optad por un pincel bastante más
pequeño que os dé precisión en esa zona. Y también podéis utilizar borlas que
fijan muy bien el producto justo en el sitio.
Esto es todo lo que hoy os quería
contar sobre los polvos de rostro que, por supuesto, es un paso opcional que
sólo recomendaría usar en caso de necesitar los efectos que os he ido
mencionando. Una piel seca, por ejemplo, no necesita ningún producto en su piel
que le matifique aún más el rostro por lo que es un paso que se puede ahorrar.
Por eso os digo que es muy importante conocer tu piel y saber qué necesita.
