viernes, 18 de mayo de 2018

PASO 7 GUÍA BÁSICA DE MAQUILLAJE: COLORETE

Vamos ya con el séptimo paso que yo suelo realizar a la hora de maquillarme y es aplicarme el colorete, aunque como siempre os digo esto es simplemente una guía y no tenéis por qué seguirla al pie de la letra. Hay quien primero se maquilla los ojos y luego la piel, quien deja el colorete para el final, en lugar del labial… ¡Probad como más os guste a vosotr@s!


El colorete se utiliza para dar color a los pómulos y hacer que tengamos mejor aspecto, ya que desde hace siglos existe la creencia de que el color en las mejillas es síntoma de buena salud. Además, aplicando rubor en esa zona la damos dimensión, de tal manera que no parece que el rostro quede tan plano tras aplicar la base de maquillaje.



En cuanto a formatos y texturas podemos encontrar gran variedad también (podéis ir viendo varios en las imágenes que os muestro en este post). Tenemos coloretes compactos, sueltos, en stick, líquidos, en crema, mousse, cushion, como tintes de mejillas… Hay donde elegir, desde luego.


Con cada uno podemos conseguir diferentes acabados. Por ejemplo, con un colorete en crema normalmente logramos un aspecto más natural e integrado, como que el color sale de tu propia piel. Le aporta jugosidad. Y frente a los acabados glow también encontramos los coloretes mates. Pero también hay coloretes con brillo o con ligeros destellos de purpurina.


Normalmente se aplican en las mejillas, encima del contorno (que vimos en el anterior post de la Guía del maquillaje) y, mejor siempre difuminando el producto hacia arriba y hacia atrás, es decir, desde las mejillas (dejando un espacio aproximado de dos dedos desde la nariz) hacia la parte alta de las orejas.


Pero si quieres puedes depositar producto sólo en las “manzanitas”, únicamente en la parte más prominente de las mejillas, sin arrastrar el color. Depende de cómo te guste llevar de marcado el colorete.


Siempre es mejor aplicar poca cantidad al principio e ir reaplicando capas si quieres más intensidad. Pero si te pasas de intensidad, algo que es muy fácil que te suceda si usas un colorete muy pigmentado o de tonalidades potentes, puedes rebajarlo con la misma brocha que has utilizado para aplicar la base de maquillaje o los polvos para el rostro (sin nada más de producto, con los restos que hayan quedado).


Las herramientas que se suelen utilizar son brochas como las que os enseño en las imágenes. Que tengan bastante pelo pero mejor si el corte es algo escalonado, de tal manera que te permita difuminar muy bien el producto sobre la piel. Pero también se pueden usar esponjas tipo “beauty blender” para los coloretes en crema o líquidos, o incluso ir integrándolos con los propios dedos.


Y colores hay muchísimos también aunque suelen predominar tonalidades que simulen el sonrojado natural de nuestra piel: desde rosas, melocotones, rojizos, malvas suaves… Lo ideal es escoger el color de manera que quede en armonía con el maquillaje de labios y ojos que lleves.



Esto es todo por hoy, espero que os haya resultado útil y nos leemos en el próximo paso que será el de los adorados iluminadores. 





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4 comentarios:

  1. Uno de mis imprescindibles. Eso sí, prefiero polvo (aunque también tengo en crema y alguno líquido).
    Besitos.

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  2. Lo los que más uso son los de formato polvo prensado, pero también me gustan los coloretes en crema.
    Besos!

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  3. yo también soy de las que prefiero el colorete en polvo, no me acabo de apañar con los otros formatos

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  4. Sin colorete el rostro queda tan plano... a mi los de polvo son los que más me gustan, aunque alguno en crema también.
    ¡Un besote!

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